miércoles, 23 de septiembre de 2009

LA MECEDORA


Se sintió extenuada por el deseo. Toda la tarde pensando en él, en sus manos recorriendo su cuerpo, en la dulzura de sus besos... Si Carlos se enterara de sus pensamientos de esa tarde... Si Eduardo se enterara de sus pensamientos de ayer noche...
Siempre había juzgado imposible amar a dos hombres al mismo tiempo y ahora Elisabeth se había rendido a la evidencia. Estaba convencida de que los amaba a ambos. A cada uno de ellos con un amor distinto, único... a veces incomprensible para ella, pagano, quizá diabólico.

Tendria que elegir y eso la agobiaba

Elisabeth

4 comentarios:

  1. Si eres tu la Elizabeth que ha comentado en el sofá, darte las gracias por tus palabras. De verdad que me llenan de ánimo en estos momentos malos como blogger. Si no lo eres decirte que entonces entré aquí por casualidad, buscando otra persona, pero que me he quedado prendado de tu forma de narrar, de sentir y que desde ya cuentas con un seguidor. De ti depende que me convierta en admirador de tus letras.

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  2. Dificil elección si ama a los dos.
    El ser humano tendemos a complicarnos la vida y Elizabth se la complica porque necesita que el espacio que deja cada uno, rellenarlo con el otro.

    Gracias por tu visita.
    Nos leemos.
    Besos

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  3. El corazón a veces es mas caprichoso.. :) encantada de que te hayas pasado por mi rincon Elisabeth ;) Te añado yo tb a mis estrellas.

    Besos !!

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